domingo, 1 de noviembre de 2009

ESTILO INDIRECTO LIBRE


ESTILO INDIRECTO LIBRE

«Ana prefería aquella soledad; ella la hubiera exigido si no se hubiera adelantado Vetusta a sus deseos.Pero cuando, ya convaleciente, volvió a pensar en el mundo que la rodeaba, en los años futuros, sintióel hielo ambiente y saboreó la amargura de aquella maldad universal. “¡Todos la abandonaban! Lomerecía, pero... de todas maneras ¡qué malvados eran todos aquellos vetustenses que ella habíadespreciado, siempre, hasta cuando la adulaban y mimaban.” »
Autor: Leopoldo Alas, La Regenta

ESTILO INDIRECTO

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"El juez, que no les había dado hasta el momento oportunidad de justificarse, preguntó ahora cómo pudieron saber tanto acerca del camello, no habiéndolo siquiera visto."
Autor: Anónimo

ESTILO DIRECTO

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La automovilista (negro el vestido, negro el pelo, negros los ojos pero
con la cara tan pálida que a pesar del mediodía parecía que en su tez se
hubiese detenido un relámpago) la automovilista vio en el camino a
una muchacha que hacía señas para que parara. Paró.
—¿Me llevas? Hasta el pueblo no más —dijo la muchacha.
—Sube —dijo la automovilista. Y el auto arrancó a toda velocidad por el
camino que bordeaba la montaña.
Autor: Enrique Anderson Imbert, La muerte

SIGNOS DE PUNTUACIÓN / TEXTO CORREGIDO


CORRECCIÓN


En el escritorio, junto a un tarro con varias cachimbas de lobo de mar, estaba el tablero de ajedrez con una partida inconclusa. A pesar de su prisa y de su ánimo sombrío, el doctor Urbino no resistió la tentación de estudiarla. Sabía que era la partida de la noche anterior, pues Jeremiah de Saint-Amour jugaba todas las tardes de la semana y por lo menos con tres adversarios distintos, pero llegaba siempre hasta el final y guardaba después el tablero y las fichas en su caja, y guardaba la caja en una gaveta del escritorio.